01. Adquirir habilidades para relacionarse mejor con los demás.

El manejo de habilidades sociales es fundamental para poder establecer una relación satisfactoria con otras personas. Sin embargo, los adolescentes con TDAH pueden presentar un déficit en este aspecto como consecuencia de los síntomas derivados del trastorno. La empatía, la asertividad, el manejo de la comunicación verbal y no verbal son algunos de los aspectos esenciales a trabajar de cara a una mejor integración dentro del grupo de iguales.

02. Fomentar una buena identificación, expresión y gestión de las emociones, tanto propias como ajenas.

En la adolescencia tienen especial relevancia los problemas de regulación emocional, los cuales tienden a acrecentarse. Esto lleva a constantes conflictos y enfrentamientos con familiares, profesores y compañeros. Les cuesta manejar la ira y pueden tener baja tolerancia a la frustración, lo que provoca que en ocasiones, no sean socialmente aceptados.

03. Aumentar la Autoestima

Uno de los períodos más críticos para la formación de una correcta autoestima es la adolescencia pues sabemos que es cuando la persona necesita hacerse con una firme identidad, es decir, saberse individuo distinto a los demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso.

 

04. Entrenamiento de las funciones ejecutivas

(atención, memoria, planificación, organización, autoregulación, manejo del tiempo…)

Los adolescentes con TDAH suelen olvidarse de los planes y los horarios, y presentan dificultades a la hora de gestionar el tiempo para realizar tareas. Al tener un problema de atención pueden necesitar un mayor tiempo para finalizar las tareas y por lo tanto requieren una mayor planificación para conseguir llegar a sus objetivos. Suelen dejar todo para el último momento, evitando tareas que les requieren un mayor esfuerzo mental.

05. Ejercitar la comprensión y el razonamiento.

Los procesos de pensamiento y el razonamiento es un aspecto muy importante a trabajar en los niños y adolescentes TDAH, teniendo en cuenta que la impulsividad (en este caso cognitiva) es una de sus características. Las intervenciones en este campo ayudan a desarrollar, corregir y potenciar estilos de procesamientos adecuados y correctos favoreciendo un mejor funcionamiento y un mejor rendimiento académico y social de estos niños.