Se piensa que tanto la capacidad de razonar, como el tener un pensamiento abstracto, así como el aplicar los conocimientos obtenidos para resolver problemas, forman parte de aquello que llamamos inteligencia. Incluso, hoy en día se habla de la inteligencia emocional, la cual incluye en su concepto el poder percibir, utilizar y controlar los sentimientos y emociones de sí mismo y otros.