El consumo de bebidas energéticas azucaradas, además de estar ligado a un mayor riesgo de obesidad, podría relacionarse con el TDAH. Lo asegura una investigación que se publica en «Academic Pediatrics» cuyos resultados muestran que los niños que consumen grandes cantidades de este tipo de refrescos podrían ser un 66% más propensos a padecer TDAH.